miércoles, 7 de marzo de 2012

De un día al otro, de un kilómetro a otro, no se si por la ruta, no se si por las circunstancias, me preocupa sentarme en la tierra por si se ensucia el pantalón; pienso qué voy a almorzar al volver.
¿Desde cúando saco plata del banco? ¿Desde cuándo decido a qué hora volver, si es que decido volver?
¿Desde qué momento me pongo los límites? ¿Desde cúando no me prendo en peleas idiotas?
Un poco a la deriva, otro poco recta, voy construyendo mi vida adulta, que mal suena pero que lindo es. Llenar los días de gente nueva, de nuevos lugares, con nuevas ideas.
Así se aprende, a convivir con cucarachas, a hacer la cama, a lavar la ropa, a ahorrar, a cocinar cosas nuevas, a toleras, a dejar mi forma de ser para adecuarme a la de esos otros mundos. A no juzgar.
Yo me creía grande, intocable, totalmente independiente, y era todo lo contrario, a penas puedo considerarme un pájaro y ya no un pichón, pero sigo volviendo a mi nido, todavía no desprendo mi vuelo del todo pero mis alas están listas.
Era lo que quería ¿No? Vida nueva, gente nueva, kilómetros que me alejen de mi pasado, aunque sin avergonzarme de él. Charlas con mates hasta las tres de la mañana, gente que me haga reir pero con cosas nuevas. Siempre con mis amigas presentes, esas risas no van a desaparecer, pero de a poco se superan.
Hablar con mi mamá de mi vida en otro lado, estableciento una charla agradable, casi navideña.
Es raro, es lindo, no era tan trágico. Me esperaba un destino bonito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario