jueves, 29 de noviembre de 2012

Una de las mosquitas que rebotan de un lado a otro dentro de mi cerebro


Nunca aprendí a despertar suavemente a la gente, siempre fui tan extremista… que jamás supe permitir el gris que deja el hecho de despertar de a poco, estar entre el sueño y la relativa realidad. Es para mí, estar despierto o estar dormido. Soñar o moverse.
Creo que mucho no se puede cambiar desde una computadora, pero a veces caigo en la tentación.
Hablar de mi misma puede aburrirte, perdón, es la manera que tengo de conocerme. De a ratos, entre palabras.
Las almas sensibles siempre se esconden en caritas curiosas. Los pandas siguen extinguiéndose. Hay fuego. Hay personas que nunca se cruzan por casualidad en las calles. Hay ciudades de helados que no fueron concedidos a niños. Y lanas que no llegaron a ser tejidas por las habilidosas manos de las mujeres grandes. Y yo todavía insisto en volver a verte, escucharte, hablarte, actualizar la imagen tuya que me dejaste.
Se puede hacer música sin sonido, con el cuerpo, también poesía, cualquier tipo de arte. Creo en eso. Pero no te animas a tocarme, quizás te congele o te queme, y es que en realidad estoy aburriéndome de esperarte. (Igual te sueño de vez en cuando).
Hay cosas lindas para ver, las mejores no vienen en frascos, no tienen etiqueta, y los ejemplares tienen alas, o nubes, o peces. Canaliza de esa manera, escuchando lo que la naturaleza tiene para decirte.
Creo que podes dar algo más interesante que insultos. Creo que podes hablar con más amor y por eso apuesto mi felicidad y por más que me aburra te sigo esperando.
Comer fruta es masticar un pedacito de agua, luz del sol, y quizá el aleteo de un pájaro que revoloteó cerca al momento de la maduración del fruto. Creo que me gusta pensar en ese tipo de situaciones, no al momento de comer la fruta, claro, sino al mirar el esplendor de todos los jardines.
Siempre quise vivir con muchas hojas, árboles, es  el refugio de mis ideas, y destruyen mis impulsos humanos, impulsos destructivos e insanos. Quiero a mi madre, la quiero cerca y jóven. Nunca se es demasiado grande para dormir a la tarde junto a ella.

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