miércoles, 6 de junio de 2012

Cartas a Théo 6 de junio de 1888

En la vida del pintor, tal vez la muerte no sea lo más difícil de obtener.
Yo confieso no saber por qué será, pero siempre la vista de las estrellas me hace soñar, tan simplemente como me impulsan a soñar los puntos negros que representan en el mapa las ciudades y lugares. ¿Por qué, me pregunto, los puntos luminosos del firmamento no serían menos accesibles que los puntos negros en el mapa de Francia?.
Si tomamos el tren para irnos a Tarascón o a Ruán, tomamos la muerte para irnos a una estrella.
Lo que es realmente cierto en este razonamiento es que, estando en vida, no podemos irnos a una estrella, lo mismo que estando muertos no podemos tomar el tren.
En fin, no me parece imposible que el Cólero, el mal de piedra, la Tisis, el Cáncer, sean medios de locomoción celeste, como los barcos a vapor, los ómnibus y el ferrocarril lo son terrestres.
Morir tranquilamente de vejez sería ir a pie.

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