El sol simbolizaba el centro de la bóveda celeste y lo divino en un gran número de culturas. El astrónomo Copérnico escribió: "El sol está en el centro de todas las cosas... Con sobrada razón se le conoce como la lámpara, el espíritu, el señor del universo".
Al poder simbólico creativo del sol se le vincula con el oro, el más precioso de los metales; los alquimistas buscaban transformar metales básicos en oro- una profunda alegoría de abundancia espiritual y material.
Como animal solar aquetípico, el león es un emblema del poder masculino, la fortaleza, la fuerza y el principio ígneo. A veces un león custodia el cabalístico Árbol de la Vida u otros tesoros. El león rojo alquímico denota el principio masculino, mientas que el león verde representa el inicio del supremo y azaroso proceso de transmutación de los materiales en el elixir de la vida o la iluminación espiritual.
En la parte superior de la carta florece un par de girasoles. Semejantes al sol, representan el principio solar porque siempre buscan luz de este astro. Por esta razón, se decía que simbolizaba el culto y, por lo tanto, se les asociaba con Apolo, el dios griego del sol y con el dios persa Mitra.
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